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Vacaciones de invierno y niños pegados a las pantallas: ALERTA DE ADICCIÓN

Con los niños en casa producto de las vacaciones de invierno, muchos padres están preguntándose cómo distraerlos durante estas dos semanas sin clases. La tentación y comodidad de dejarlos entretenidos frente a una pantalla asoma como alternativa para mantenerlos ocupados. El problema, es que si no sabemos dosificar las horas que los niños usan estos dispositivos, podemos estar empujándolos inconscientemente a una adicción.

Sobre todo, considerando que, en nuestro país 8 de cada 10 niños tiene celular propio desde los 8 años, según el estudio “Radiografía Digital de Niños, Niñas y Adolescentes.” Y declaran pasar más de 4 horas al día conectados a algún aparato electrónico.

De ahí que los expertos recomiendan no abusar de las pantallas como entretenimiento ya que el riesgo de desarrollar una adicción es extremadamente alto.

Adicción a las pantallas ¿qué es?

La adicción a las pantallas, ya sea celulares, video juegos, tablets o televisores, es una enfermedad que provoca la necesidad incontrolable de utilizar en forma compulsiva aparatos electrónicos.

Según explica el neurólogo infantil de Clínica Las Condes, Dr. Gustavo Mallea, “es un tipo de conducta disfuncional que se caracteriza por ser un patrón de comportamiento recurrente, que altera la funcionalidad del niño, tanto en los aspectos familiares, sociales y educativos, así como también en otras áreas importantes del funcionamiento.”

El exceso de tiempo que se pierde frente a un smartphone o una consola, resta oportunidades a otras actividades básicas para el desarrollo como: jugar al aire libre, realizar actividad física, hacer amigos reales en situaciones no virtuales, leer, dormir y ayudar en las tareas domésticas, entre otras.

Señales de alerta

Según la “Radiografía Digital de Niños, Niñas y Adolescentes,” el 81% de los menores entre 8 y 12 años declara tener un teléfono móvil propio y pasar largas horas frente a aplicaciones como TikTok, Instagram y Youtube. Una cifra preocupante, por lo mismo, el especialista de Clínica Las Condes, sugiere estar atento a los siguientes comportamientos frente a un smartphone o una consola de video juegos:

  • Incapacidad de controlar el inicio, la frecuencia, la intensidad, duración y término de la actividad que el niño está realizando frente a la pantalla.
  • Prioriza el juego frente a otras actividades como alimentarse, ir al colegio y hasta dormir.
  • Mentir sobre el tiempo real que se está conectado.
  • Sentir euforia y conductas anómalas cuando se está delante de la pantalla.

¿Cómo enfrentar una adicción a las pantallas?

Si bien no existe un tratamiento específico, es relevante establecer límites claros en el uso de pantallas y el tipo de contenido que consumen, acá te damos algunos consejos:

  • No utilizar ningún tipo de pantalla antes de la etapa pre escolar.
  • Evitar usar aparatos digitales como medio para calmar a tus hijos.
  • No utilizar ordenadores ni teléfonos en la hora anterior a dormir. La luz de estas pantallas genera insomnio.
  • Establecer horarios y límites para celulares, consolas, computadores y televisores.
  • No instalar pantallas en dormitorios. Mejor tenerlas en un lugar común de la casa.
  • Utilizar software de control parental para limitar acceso de los niños.

“Es importante que los padres detecten a tiempo la adicción, porque en la medida que se profundice, más costará devolver al niño su rutina diaria. El impacto y consecuencias generarán dificultades de las cuales costará reponerse, como bajo rendimiento escolar o recuperar la interacción con sus pares”, explica el neurólogo infantil de Clínica Las Condes, Dr. Gustavo Mallea.

Consejos para hacer en casa

De ahí que el consejo de los especialistas es supervisar las horas que los niños están conectados y poner límites horarios gracias a aplicaciones de control parental. Y mejor aún, ir alternando este tipo de entretenimiento con otras actividades como cocinar con ellos, pintar y dibujar, realizar manualidades, entretenerse con ellos con juegos de mesa, hacer actividades domésticas (reordenar o decorar el dormitorio), cantar karaoke o leer cuentos. Aunque lo más importante, independiente de la actividad que los padres escojan, es dedicar tiempo de calidad y que los niños se sientan escuchados y queridos.

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