Guido Jaramillo, tío de uno de los jóvenes del “Caso Aysén”, afirmó que, “estas actividades son necesarias para que no haya olvido”.
Pareciera que el tiempo, la lluvia, el frio, no han borrado desde el corazón de los familiares el deseo por lograr justicia, en uno de los casos que quedó en la historia de Aysén, la muerte del joven Víctor Hugo Barría Mardones, quien falleció en extrañas circunstancias y luego su cuerpo, en un hecho inaudito, apareció rio arriba en las cercanías del puente Ibáñez, hace 27 años se dijo que esta persona se quitó la vida lanzándose a las aguas, lo que hasta el día de hoy es cuestionado por sus seres queridos.
Aferrándose a la búsqueda de la verdad, a solo pasos del puente que une a las riberas sur y norte de la porteña ciudad, con una base firme de cemento y con el nombre grabado de 12 jóvenes que perdieron la vida en extrañas circunstancias, está el memorial del “Caso Aysén”, placa imborrable que, entre ellos, recuerda a Víctor Hugo Barría Mardones. 27 años que falleció y con velas que se niegan a extinguir la llama de esperanza por encontrar justicia, son las que sostienen entre la incesante lluvia los familiares de Víctor Hugo.
“Se hizo una velatón como todos los años, se conmemoran 27 años del asesinato de Víctor Hugo. Estuvimos ahí familiares y amigos que siempre nos acompañan en esta actividad, que se hizo en el memorial de las víctimas”, indicó Guido Jaramillo, tío de Víctor Hugo.
Jaramillo, sostuvo que es importante no olvidar lo ocurrido con los jóvenes del “Caso Aysén”, aunque existen personas que quisieran que no se hable de un tema que aún no ha tenido justicia.
“Lo importante es seguir recordando y tener la esperanza que algún día habrá justicia, además, para que estos hechos nunca más vuelvan a ocurrir en Aysén. Muchos quieren que esto se olvide, pero siempre estamos recordando cada vez que se cumple un año más y especialmente en el caso de Víctor Hugo, nosotros como familiares, siempre vamos a venir y participar en estas actividades que son dolorosas, pero son necesarias para que no haya olvido de estos hechos tan lamentables en la historia de Aysén”.
Al concluir la jornada de reflexión, recuerdo y oración, se encendió una vela por cada uno de los 12 jóvenes, muertos en extrañas circunstancias a fines de los 90 principio del 2000, hechos que las familias aún esperan lleguen a la verdad y a la anhelada justicia.